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jueves, 13 de junio de 2013

Luz del Norte


Al medio de todo ellos colocan la idea como un repositorio tácito de verdad. 
Todo es ideología.




Y el diablo te habla en voces

Don de lenguas que le llaman, vanidosos como Todo claman los relojes su medida.
Y del Mundo el tiempo dejó de ser tiempo y se contaron las cosas en semilla,
y si usted no lo conoce usted no se calla.


Antiguas sirenas ya nos traen la luz el norte,
diablo Betel y toda nuestra orilla;
cabalgamos espacio junto desiertos,
cabalgamos hasta arrancar de la noche
despacio tus ojos y sonrisa,


Señor, 
alma mía, por el corazón en los hechos,
llévame al canto y extiende mi bebida.

Y soñé a todos los ángeles que construyen el tiempo.
Todo no es, Sol no existe, 
y encumbran la razón en muerte a un Monte ciego, 
hablan en necio hueco el débil eco,
y les Amo,
y una vez que lo aceptamos el infierno es sencillo. 

El maestro no; la rosa insiste.

Y si hay una oligarquía de facto gobierna el tiempo ¿que futuro representa?

Luego el mundo, nuestro apartamento, 
diálogos, sí, 
tañía el Sol el caballo rojo de los signos,
y si por una llamarada yo te encontrase
y ya del templo tú me escondes las olas,
nada Padre, tiempo,

sólo suicidas,

luego en sonrisa y zumbido respuesta,
nada,
ángeles construyen el Mundo,

Torres la plaza, palacios quizá, 
destruyen el templo
y los túneles que van del valle al valle arrastrando aire, 
fuego, cieno,
y el vapor que de Oriente al Este va, ya te va,
¡Todos los sueños anciano padre!,
sueños que de ti no vendo y por las paredes vas.

Es la Carne, exploración debida, ellos construyen,
y los carros de fuego corren los rieles que se montan de pantalla en muro,
suben y bajan todos materiales,
hablan viento y mojan la orilla del fuego entre pistones y espirales, e
l Espíritu,
soplan la sal que todo derruyes
y enseñan detrás de los anaqueles todas las junturas y los engranes del miedo;



Herméticos.


Al pan, si se sientan, no le agregan nada,
montan y desmontan por tuesta el espacio y el tiempo,
tu cabello, y tú pasabas detrás,

al Horeb de mis goznes,

y conducías el camión que llevaba toda mi vida en toda la vida,
música flamas que la escarcha divina todo me oyes,
sonidos de paz y mantras, 

y los pequeños dioses que habitan detrás de los grandes versos,

terror de mi terrores,
construyes ciudad en autopista en límite del tiempo.


La muerte del mundo es ahí el temor de las personas,
y en el influjo total del medio,

sangre nos habla, hambre ley habita,
todo tiene la inspiración debida
y de cada arte la apreciación justa y la medida; 

como los sapos, la sangre de la mentira es amarilla,


[Seréis aplastados]

templo, corrupción de las rocas,
si del espacio luego hablas viene en azul la guillotina,
si la palabras ladras y no es devoción tu usufructo debida,
será la Tierra quien consuma la carne y todo lo que llamas vida,
Ángeles, llanto, pecados y tristezas,
ellos callan y saben que nada de esto hace cierto,
llaves en tablas, 

ellos llevan, 
la libertad las columnatas que cargan y desmontan de una ciudad a otra,

sangre, paz, villas,


así hubo Babilonia así se levantan mil vigas, 
así suenan las trompetas y Jericó abre las puertas;
rostros templos y la ausencia a la adoración:

Pueblo de París,
¿quieres la lluvia de fuego?,
¿quieres aun la gran inundación?
Hace la prueba,
todos los días las aves me reciben en canto
y por pedazo de miel hay devoción y manto, nada, paz hermanos,
espada
y la vana sonrisa de la eternidad que ríe
y nos mira.


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