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jueves, 6 de junio de 2013

Edipo para Tebas | Paz por caridad si de verdad tú te opones








Klimt - Poesie
Klimt - Poesie (Photo credit: Wikipedia)
ya el ocio, ya el trabajo destinados,
en el fiel infiel con que gobierna
la aparatosa máquina del mundo
Sor Juana Inés de la Cruz, El sueño

[Zikvil, Nudelman y Edipo ingresan a la Cámara del Tálamo]

Zikvil.- Si de nube miel conserva,
ve y posa sal para la herida Artastía,
sahumadores lleva.

[le entrega una bolsa con sales a Artastía]

Es mejor Yocasta esté a nuestro lado 
antes de dar a la polis tan negra noticia.
¿Qué ha pasado querida?


[Artastía dispone el sahumador y comienza a quemar las sales, el vapor inunda la cámara]


Artastía.- Yocasta, al comprender el negro hado se ha desmayado.
Zikvil.- Ay, mujeres, tan débiles.

Leñador, guardabosques,
tú joven forastero, ¿cuál es tu nombre?


Edipo. - Edipo, fiel guardián al nombre de Tebas.


Zikvil.- Ve por agua fiel Edipo, toma esa vasija,
hemos de refrescar a la señora luego ella despierte.


Edipo.- Aquí está tu espada.


Zikvil.- No, consérvala, era la espada de nuestro rey Layo,
con ella murieron sus asesinos en la afrenta cometida,
consérvala , cárgala al cinto, 
que las ayudas de cámara te vean hermano de Tebas.


[Edipo encinta la espada, toma la vasija, abandona la Cámara]


Zikvil.- Ya nos deja, hablemos al claro.


Artastía.- ¿Supo Layo de mi amor antes de su muerte?
¿Y quién ese tal Edipo?


Zikvil.- Ese joven forastero que ahora va por agua,
más calla Artastía, contesta mis preguntas,

¿Qué dijo Yocasta antes de caer al suelo?

Nudelman.- Zikvil, ¿Por qué le diste a Edipo la espada de Layo?
Era tuyo el gobierno y la espada mía.


Zikvil.- La espada es tuya, calla, no me interrumpas, 
¿qué no puedes entrever mis intenciones?
Queremos que el rumor enternezca sus corazones
y el Palacio lo aclame luego;
horribles decisiones habrán de tomarse ahora.


Yocasta.- Layo, señor y amo, mi hermana quiso tu muerte.


Artastía.- Vuelve en sí.


Zikvil.- Delira.


Artastía.- Dame un puñal Nudelman, préstame tu espada,
Esta perra maldita morirá ahora.


Zikvil.- Idiota que idioteces piensas.
¿Cómo legitimaremos el Mando de las ruinas de Tebas?
¿Con qué negociaría ante la parca Atenas?


Nudelman.- Zikvil, se divisan ya sus antorchas por el Bosque.


Zikvil.- Rápido, la verdad apremia y nuestros amigos llegan.
Artastía, reúne al consejo de ancianos.
Dispón de los guardias de Palacio, que los traigan,
y asegúrate de que ahora sepan
que el asesino de Layo es Edipo,
nómbralo su propio hijo,
Y que sea Apolo quien así les alcance sus flechas.


Nudelman.- Zikvil, ¡no es el fuego de Atenas!
Son los árboles mismos quienes se incendian.


Zikvil.- ¿Qué dices? Apártate de la cornisa, 
permíteme contemplar.

¡Oh Dios santo, señor bendito y terror de Tebas!

Son los bosques quienes cierran el paso a nuestros amigos.
¡Edipo, Edipo! ¿Dónde está el agua?
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