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miércoles, 27 de marzo de 2013

Verde azul El espejo



La-Niña
La-Niña (Photo credit: Wikipedia)


Señor uno del Xibal-ba.-
El ave canta si se encanta a razón,
Del propio viento un recuerdo

Señor cuatro del Xibal-ba.-
Del canto su propia piel y devoción
Señor.

Señor seis del Xibal-ba.-
La piedra,
En llanto piedad acurrucado Señor,
Pluma en estampa que dibuja la voz,
El ave a la imaginación,
una y otra vez la sal que azota en vaguada la cascada,
el ser
del norte le deviene en ser el ser,
le viene.

Kukulkán.-
La voz
él su tormenta,
dibuja en sueño su recuerdo
la mirada,
sólo la costa le provoca el escozor ámbar de lo infinito,
el no tiene ser,
procura,
danza en ilusión su reflejo.

Señor uno de Xibal-ba:
Viento de paz que se ofrenda
Son tus ojos muchacha,
Viento de paz que hace la paz
La guerra,
Que tumba los árboles sacros y gesta en piedad
Ritos que elevan grandes hogueras.

Niña, todo recuerdo es ínfimo,

Es su piel, en cal como un muerto,
y ahí de sus gritas y agujeros,
le viene en símbolo la piel,
un hondo bello,
lo sabemos, vamos con él,

Lo que es queremos,[1]
lo queremos contigo.

Kukulkán.-
Ustedes,
ustedes me confunden con él,

yo les hablo del miedo y el hueco en el cuello,
las flechas,
si ven mis ojos lo miran a él,
es un asesino y yo los ojos,
soy un medio del sol y su arrojo,

yo les hablo de mis pequeñas y pequeños pedazos de tiempo
al papel,
pequeños pedazos infinitos,
acurrucados en violencia ante el madero,
todos ardiendo,
me lo dijo este pedazo de tiempo.

Señor uno de Xibal-ba.-
El descenso en la presión le carcome la piel,

Kukulkán.-
La tierra en él os hará temer,
como un tejón él duerme hasta media tarde
y sólo ahí, donde el sol es un espejo de sangre
él sale a olfatear el disgusto de sus huesos,

él les conoce,
les atiende sabiendo cuándo roer;
sabe suscrito en paredes de templos y mercados
su deseo,
se apega en pasado al recuerdo.

El alba no descansa en paz su suerte
de verlos en huracán pintado barro
Y drenando gente,
La piedra descansa de vosotros al sol su corazón.

¿Interpretarme?
Interpretar azul la brisa.

Mis pasos los pasos son míos,
mis pasos,
también la noche y el río,
Me apego en placer al deseo del paso,

La piedra, el chác y el ixtle, no el goce,
que reglamenta costumbres y hombres en pedazos de piel y sueño.
La piedra, el chác y el ixtle la razón,
que entumece la brisa del placer en cuchillo y yunta de arado y papel
los huesos,
no señores,
nosotros nuestros pedazos de tiempo no podemos consentirlo.


[1] “- Pues qué va a ser corazón si no es tú un recuerdo”

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