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jueves, 21 de marzo de 2013

Bien, posesión, propiedad Deposición





Hércules.-
Fragor, y al entre
Me depongo,
Instalación, recepción
Y Alivio,

¿Qué da?, tal vez suciedad o arrogancia,
La batalla ha sido estratificada
Y sólo un dios entre las tropas podría salvarlos.

Erinnis de Dayana.-
La disposición dispone,
la deposición no es más que de la voluntad los hechos,
la enfila tu derrota,
un triunfo aplastante.

Hércules.-
Determinación o locura,
Ficciones vamos ocultando en razones.
¿Qué responden allá los sacerdotes?

Erinnis.-
¿El juicio? La asistencia las rocas en el valle,
la atingencia del espíritu,
hablarán,
ellos hablarán ante las tropas de tu gran triunfo.

Hércules.-
Quien da quien miente,
Alguien entonces te aprestas,
Estructuras escondes.

Continúa, Mi nombre, ¿aún  me recuerdan?

Erinnis.-
Señor,
su Asamblea es un letargo al fragor del combate,
los aceros reposan dignos,
los niños gritan en las calles,
de ahí las magistraturas y los legados
en carbón que nos apremian,

Tu batalla,
Su relato y el sitio de sus cuentas los signos,
los ríos de sangre con tu nombre en llamas.

Hércules.-
La ciudad,  La ciudad,
Las montañas no aguardarán más
el compromiso con ellos pactado en trigo,
vinieron a mí llorando, yo los hablo de la tierra y los mercados,
ello sólo dice que sus hijos mueren,
Tú hablas del tiempo, algo que no existe,
de las leyes magistraturas,
hablan todos, Yo no entiendo,
Batallas.

Dicen que sus hijos mueren
y sus guerreros ignoran la suerte de sus crías,
ellos aún de sus signos invocan instituciones.

Dispusimos de ellos cual cerdos,
es cierto, juran dependencias y juzgados
a la salud de sus hijos,
los juran, es común,
a la salud tus hijos los deploran,
nunca levantamos contra ellos nuestro acero.

Erinnis.-
Ladridos de perro me suenan sus dientes,
leyes, su palabra la toman entre sus manos y muerden,
las montañas no aguardarán mas
y ellas viene hablando del hambre de su gente.

Hércules.-
Vienen por sus guerreros, lo sé,
¿qué responden allá los sacerdotes?

Erinnis.-
En su letargo
todos sus hallazgos depositados en carne
a la junta del todos y el conocimiento de su fuente,
Nos componen,
Estiran la mano en conjunto y no saben qué comen,
La imposición del Nombre,
–en cualquier forma su comienzo-
ya es de sí la imposición,
los nutrimos, tus desvelos serán su Eris

Hércules.-
¿qué nombre te adjudican?
¿Cómo me hablaran ante las tropas?

Erinnis.-
Te nombran, las tropas quieren verte,
Saludar a su señora,
del propio poder un mito hablarnos.

Hércules.-
Soy estructura,
salve y un reconocimiento,
Tú, mi señora.

Mis manos disponen ya siempre a ello un hallarnos,
más allá del mito está el origen mismo.

Erinnis.-
De sangre llenas estamos,
más el trigo, el trigo no basta,
Dicen que mueren sus niños apenas pasa la rosa,
Que en verdad la tierra les demanda otras cosas,
Que tú has muerto y que yo te maté en locura.

Hércules.-
¿Pero cuándo…
…cuándo llegará el mensaje con el conocimiento del combate?

Erinnis.-
Quien miente,
Me aprestas,
Estructuras escondes. ¿Dónde está la sangre que lloran?

Hércules.-
Su asamblea, de ahí las magistraturas y los legados,
Nadie llora, hablan política,
Y a la junta del todo le ponen tu nombre,
Hablan del sitio de la escritura,
Asesino me nombran, tiranía nos acusan,
De las leyes magistraturas, invocan instituciones, dependencias y juzgados,

Textos, pedazos de piel de gamo invocan,
¿cuándo llegará el mensaje con el conocimiento del combate?

Erinnis.-
¿Y los jueces? Justicia demócrata o la noche,
la Némesis en templo de paz la plebe,
¿no hablan?
¿Dónde están nuestros sacerdotes?
¿Dónde todos los recursos del valle,
las tropas,
y el trigo que hemos resguardado en los almacenes del puerto?
Lo sabemos,
Tienen hambre asesino, los sacerdotes gritan.

Hércules.-
¿Asesino?, ¿nosotros dulce señora?

¿Cómo hablarán ante las tropas
 una vez la noche consuma el todo?

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