La doctrina del concepto
Las determinaciones del ser y de la esencia no son meras determinaciones de pensamiento;
en su tránsito, que es el momento dialéctico, y en su retorno a sí mismas y en su totalidad, aparecen como conceptos.
Este es, es el concepto en sí o concepto determinado, (yo, Yo, Elohim),
o lo que es lo mismo, para nosotros.
El sinsentido de la objetualidad del concepto es lo nouménico apareciendo, trazando el espacio del tiempo
El concepto como identidad de la doble determinabilidad es puesto en su identidad contraria, logos,
No presta su libertad porque no es universalidad.
Son, en general, determinaciones finitas.
Así entonces dice Hegel:
“La lógica del concepto se entiende ordinariamente como ciencia solamente formal, en el sentido de que se ocuparía de la forma como tal del concepto, del juicio y del silogismo; pero no se interesaría, en cambio, sobre si una cosa es o no verdad; esto sería luego exclusivamente asunto del contenido.”
El contenido es la relación causal; pero resulta que desde Foucault estamos advertidos de lo mismo:
“¿Habrá que señalar a los últimos despistados que un “cuadro” (y sin duda en todos los sentidos del término) es formalmente una “serie de series”? En todo caso, no es una estampita fija que se coloca ante una linterna para la mayor decepción de los niños que, a su edad, prefieren indudablemente la vivacida del cine”. Arqueología del Saber.
De manera que oigamos de nuevo el canto:
Las determinaciones del ser son los tránsitos de su esencia, las determinaciones de la esencia los pares dialécticos del ser y la esencia,
Pero sabemos que esto no rompe aún la parte del cuerpo del hablante,
que la dialéctica describe más no ideomatiza.
La absolución de la parousía no es todavía lo que se llama en el fuego del concepto.
¿Hemos de ír hacia una poética de las frases desde la poiesis de la nada?
Meleta to Pan.
El cuerpo, un castillo;
tu tumba, el poema.
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