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miércoles, 8 de junio de 2011

También la abrí: Teoría historiográfica 1

También la abrí

Abrí la tierra no para nacer los mitos,
Palabras antiguas robadas al otro sol.
Y es que no todos somos los mismos,
Hubo otros vientos,
Se amaron en otras praderas.


En términos técnicos hemos de comprender que el desarrollo de la teoría historiográfica
parte de los tiempos modernos, que su historia es la historia del ser y la historia de su olvido, la historia de la novela moderna y la capacidad de mito.

Son cuatro sus épocas, más una que permanece en el olvido, reiterada ella misma entre cada uno de los mitos que cada época inventó, heredó y dejó en legajos perdidos para inventar al fundador de los ocasos:

El renacimiento,

La ilustración

El pos-romanticismo,

La muerte de dios.


Cabe a tal respecto las primeras inducciones:

El papel del historiador se pensó al mismo tiempo que se pensó el papel del poeta,
Negándose la negatividad del decir poético. Aquí se tomó una decisión que fundó un nuevo sueño para el texto: la verdad de lo que se presenta ante la de lo que sucedió.

(¿A una? ¿Atravezadas? ¿Adyacentes? ¿Suplementarias?)

(Un duelo de apariencias)
El narrar que narra desde el mito o el narrar que narra desde la nada,
Una nihilización que conlleva la emergencia del sujeto, que lo coloca como poseedor del sentido a una, entre varios polos soportados: el redactor del documento, el redactor del tiempo, el redactor del sentido: político, historiador, político.

¿Dónde yace el soporte? En el claro de una decisión indigente.

No te interesan los cuentos completos, sólo buscas ahí donde sabes que puedes hallar la carne putrefacta de los antiguos vientos, antiguos relatos en prosecución de su voluntad, en el poder de su propio viento: De ahí que tengamos galeras completas aguardando su recepción, su interpretación, la vanidad de tantos ídolos refractados.

Así el poeta tiene una ruta de viaje, una estrategia planteada, un plan de ataque,
Una historia que contar ya con un esqueleto demente, siempre sido, siempre errante.
El historiador no, éste no sabe nada que, se ha olvidado de todo y sólo sabe pensar, unir y pegar, viento y fuego de la marca de dios: vivir ahí reconciliados en medio de la nada.

En verdad os digo que ya las decisiones fundamentales se fugaron hace mucho tiempo del papel, las veo reflejadas en cada silencio de lo que acontece.

1 comentario:

  1. cuanta melancolía subyace,en este post!
    que es PRECIOSO!
    quise comentarte en boherase,no pude,por eso vengo a la fuente!
    gracias por compartir,muchisimas gracias!
    un abrazo enorme
    lidia-la escriba la seguidora,que no comenta,explicacion en mi blog!

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