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jueves, 28 de abril de 2011

Veintiseis años

Qué es todo ello que obstruye al pensar?
Qué son todas estas coerciones que impiden el tránsito
de la conciencia hacia lo oscuro de su propio lenguaje,
de su propio hablar
usurpado de sus propios signos y herencias de tierra y de sangre?
En el cambio,
en el recoveco secreto que lleva de cada templo a la plaza del poder,
qué lleva de entre cada tiempo a cada olvido,
de entre cada sueño perdido,
a ser piedra en medio de pilas y torrentes
de papel sin fuego,
lenguaje perdido en la vanidad de un texto?

qué significado esconde su relato,
qué significan sus supuestos?

(quiénes leyeron esto?)

Qué acaso nadie escucha a los ellos,
a los sin silencio,
a los sin voz,?
Qué acaso nadie escucha a los aquellos
que fueron,
que dejaron su llanto
y su risa entre las nubes de este cielo?
Qué nadie llora por su risa,
Qué nadie ríe por su llanto,
Qué ya nadie sangra cuando muere un hermano?

Ay, el cielo esconde tantas tonalidades.

Pero hoy dirán que seguimos siendo necios,
que no hay porvenir
si no nos hemos reconciliado con todos ellos:
el poder olvidar y el poder partir;
mas el otro del nosotros también es un mal sueño,
que sueña, que violenta,
que duerme a todo aquel que duerme en el país,
que recuerda su sangre, que recuerda su violencia,
que sangra de nuevo sus muertes
en los límites de cada región de lo humano,

Y es que nadie camina sólo
por los callejones del recuerdo,

tampoco tú, silencio.
hay tantos rostros sepultados en tu llanto.

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