Buscar este blog

martes, 12 de abril de 2011

Otro abismo otra eternidad: exploraciones al silencio: Elegía del silencio de Federico García Lorca. II

Palabras de la locura, lo oscuro real:

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.


*

¿Qué lleva el silencio? La palabra del poeta dice que el silencio lleva tres cosas
Tres empañaduras: risas, palabras, sollozos del árbol. Ellas y sus marcas, sus huellas.

*

Las palabras y los sollozos son del árbol.
La risa es un tercer elemento que está al principio y al fin por la risa misma que brinda la estrofa.
¿A dónde te has ido tú, que nunca estuvieste, comedia?,
¿Dónde tú, escritura?,
¿Dónde tú los símbolos en la escena?


*

Palabras de otros tiempos, de Panorama ciego de Nueva York.

No hay dolor en la voz. Solo existen los dientes,
Pero dientes que callarán aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí solo existe la tierra.
La tierra con sus puertas de siempre
Que llevan al rubor de los frutos.


*

Una vez más retornamos a la figura del caníbal, la silueta de la tierra desde la visión del poeta, su letra, su promontorio su testimonio del ocaso, de la tarde, de la nada en que se ha convertido la noche.


*

Una boca. La boca dice:

La boca de un cocodrilo,

la voz de siempre, la voz del poeta,
la de Federico,
la de García Lorca,
la Tello.


*

Del poema Elegía al silencio nos falta re-sonar los siguientes versos:

Huyendo del sonido
eres sonido mismo,
espectro de armonía,
humo de grito y canto.
Vienes para decirnos
en las noches oscuras
la palabra infinita
sin aliento y sin labios.

Taladrado de estrellas
y maduro de música,
¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?

Hoy arrastran tus ondas
turbias de pensamiento
la ceniza sonora
y el dolor del antaño.
Los ecos de los gritos
que por siempre se fueron.
El estruendo remoto
del mar, momificado.

Si Jehová se ha dormido,
sube al trono brillante,
quiébrale es su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.


*

La primera estrofa canta el abismo de la boca, las antiguas campanas,

La segunda muere con el poeta entre su propia carne, sus entrañas,
La sangre que ya no corre, que ha sido sosegada.

La tercera mienta el horror de la letra, la ceniza sonora,
El rastro de la boca de fuego, del infierno humano,
De su palabra humana, en texto petrificado,

No restan cavernas para los descensos,
Hoy todos los muertos mueren en sus propias danzas.


*

Las palabras de locura, lo oscuro real, indican:

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.

Los pasos de última estrofa son el canto del asesino del cielo.

Si Jehová se ha dormido,
sube al trono brillante,
quiébrale es su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.

Aquí resuena lo eterno.
El asesino del cielo es el tiempo, Cronos.

Por un lado se dice “el gran equilibrio de tu cráneo escondido”, por otro se dice “quiébrale en su cabeza un lucero apagado”.
Son dos acciones encomendadas por el poeta al interlocutor del canto, el silencio.
En caso de que el silencio vaya a los astros –el poeta aclara que estos son “el zumbido solemne de los azules pájaros” –, le pide que hable, que se manifieste, que cometa un acto de rebelión a su propia negativa. En ello consiste el quiebre del gran equilibrio del escondido cráneo del silencio (el crack de la presentación)
En caso de que Jehová se haya dormido, el poeta encomienda al silencio a subir, a quebrarle en la cabeza, a aquél, un lucero apagado (La linterna, las antiguas linternas).

Esto gesto, el deicidio de Lorca, asesino del cielo, pide el cese serio de la música eterna, la armonía sonora de luz, y mientras tanto…

*

La última estrofa retorna al principio.

La estrofa 5 dice:

¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?

La estrofa 7, después del deicidio, en sus últimos 5 versos, retorna al manantial:

vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.

En esta conexión del manantial, este manantial es el poema. En tanto que retorna al sujeto de la interpelación, el poeta vuelve a enumerar las empañaduras, tres objetos que porta el silencio en los quiebres y remansos del verso:

En tanto que la primera estrofa lo nombra:

Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?

La quinta estrofa menciona estos tres elementos como el “dolor extrahumano” del silencio, como dolor de “estar cautivo en la araña melódica”, y como eterna ceguera del sí, el “manantial sagrado”.


*

Respecto a la ceguera:

Este signo llama al tiempo primordial, a lo anterior al propio Dios y el tiempo,
Donde ya, antes, el manantial manaba sosegado.


*
Si el manantial es el propio poema lo es en tanto el tiempo de la presencia, no así el tiempo primordial. Es el propio poema cuando ha sido momificado, un mero restruendo remoto del mar.
Cuando se retorna al manantial, al tiempo de la noche eterna, el poema no es un texto, tampoco es una voz, no es sino el lugar eterno al que se ha ido el silencio después de todo esto, el lugar a donde el mismo nos ha llevado.


*

El retorno del poema.

Escribamos ahora el poema al revés, ¿intercalaremos los versos o los revertiremos enteros?

3 comentarios:

  1. "Silencio, ¿dónde llevas
    tu cristal empañado
    de risas, de palabras
    y sollozos del árbol?"
    nunca el poeta ha hablado desde un vacìo originario, el silencio, como entidad muda no existe, todos es dialògico, la mudez del cristal està empañada, de risas, de palabras y sollozos.
    el poema retorna en otras voces, que tal vez son lo mismo pero al final ecos entre el silencio ido. Lo que pide Lorca es el surgimiento de lo telùrico en el poema, del dios de la tierra y su templo (Tellus)No hay màs silencios. El retorno del poema es para que hablen los dioses de la tierra en la Montaña y el frìo.

    ResponderEliminar
  2. ¿Quién está detras de cada una de estas letras?
    ¿Y si la pregunta tuviera 666 caracteres?
    ¿Y si sólo tuviera siete?

    Los números siempre engañan, mi cuerpo es simplemente eso, el inconciente de ese relato, la famosa cuenta uno a uno.

    ¿Cómo crees que se hayan sentado a escribir los diálogos de la antigua academia?

    Ya lo inverosimil asalta paso a paso la palabra del diálogo. Las letras no mienten, no engañan, son lo que son. He ahí toda nuestra confianza en un cielo.

    Hay una voz que habla en lo oscuro de toda la iluminidad. No es un teatro, es el cuerpo de madre, tu cuerpo vibrando a la frecuencia de su ritmo, sus pasos, todo lo que ella calla, cayó. ¿Qué poeta nace a la palabra del padre?
    Nadie, el poeta nace al silencio del verbo.
    ¿qué poeta nace a buscar la sombra debajo del sol? Todos, necesitamos un lugar cálido para la acción: Tu rostro, nuestro rostro, tu sonrisa.

    ResponderEliminar
  3. los números engañan, las palabras son acaso ¿¿¿transparentes cristales del alma??? pueden hablar los demonios o la bestia detrás de las palabras, entonces el diálogo viene de la carne,de ese "lugar cálido para la acción" de la palabra. Los cielos suelen ser asaltados por las academias donde lo inverosímil es pretender que los silencios son "verbos", un dios que nos habla.

    ResponderEliminar