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sábado, 23 de abril de 2011

Cuando falta el mar

En ocasiones el océano
sólo canta de las tempestades de su calma,
De su falta de oleaje,
de sus horizontes lejanos a toda costa
en medio de su supuesta tristeza,
De su supuesto sol reflejando lo mismo
en medio de su tremenda piel.

A la promesa de un hogar
guarecido entre las horas y horas
De sol encerrado,
entre los lomos de una buena biblioteca armada,
Perdido para siempre del viento sin dueño,
del viento sin su lomo
Cosido al espejo de nuestra razón
me pongo a escribir.

Así es cualquier espera en búsqueda del sonido.

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