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sábado, 23 de abril de 2011

Ahora quiero poemas que sean mandarinas.
O mandarinas que sean naranjas,
o naranjas que sean corazones;
corazones que exprimamos
en secreto,
en relato,
en mandarina
de una palabra-universo ardededor
del templo privado del cuerpo,
de su pulpa en el ahí que habita el ser,
el secreto, al batirse los duques y sus enemigos
de signos forasteros.

1 comentario:

  1. Seguí exprimiendo las letras poeta, los signos forasteros volverán un dìa a su tierra natal. Saludos

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