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lunes, 7 de febrero de 2011

I-I, II-II, III-III

I-I

Partamos:

Encuentra el silencio en el cielo
Encuentra el cielo en el silencio
Su identidad es un sonido,
aunque con distinta identidad.
Ambos son amos, ambos son instante
y confluyen a la misma vocación.
En el camino ambos se confunden,
con la certeza son los pasos del semi-dios.
Son los colores oscuros del dolor,
son la luz del sol a media noche.
Sus rostros son el humo del incienso,
sus máscaras el fuego que los acentúo.
Sus voces soñaron la noche,
sus noches los protegieron
de soñar su desvanecer.


II-II

El altar:

Ella bailaba en Hawai,
no supo en qué palabra buscarla.
Eran un alud;
en ninguna sílaba escuchó su rostro.
Todo pertenece y todo se innova,
no el recuerdo.
Las sombras son sombras porque quieren,
nadie las condena.
¿Recuerdas su rostro amigo?
¿Se te perdió la pista de su piel?
No la recuerdes, te olvidó.
No te olvidó, nunca fue suceso.


III-III

Danza:

Al comprender la carne
nadie dijo esta palabra es mía.
Las palabras hablaron carne,
pues de carne era la Verdad
de su amada.

1 comentario:

  1. en el Cantar de los cantares Salomón soñaba la piel y la danza de la sulamita, y en el posible sueño la carne era verdad, hasta que al amanecer las voces dejaban de soñar la noche y el fuego. Este poema es la Lírica pura, un canto que se multiplica...

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