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viernes, 25 de junio de 2010

Tuve un dios....

Tuve un dios, oscuro y silencioso,
que me ordenó marcharlo
de su noche de carnaval.

Tuve un dios ausente,
que me dejó tres perchas
para colgarlo de las paredes
desnudas de su voz.

Tuve un dios sonriente,
que en cada muerte silbaba
un sílbido de risa
infantil y carismática.
[infernal e inocente.]

Tuve un dios inconsciente,
que ignoró que me fue
todos los otros dioses,
locos y distantes,
que de versos y en estrofas,
no pedían himnos
si no eran en vasos jai bol
y en las rocas de sus nombres.

Tuve un dios,
que sólo tomaba mojitos
en Varadero, y miraba
a la tarde de la nada.

Tuve un dios,
que silbaba su nombre,
cada noche,
con las manos en los bolsillos
de la gente.

Tuve un dios,
que adoraba a dios,
y nunca supo de su mente
ni de sus grillos.

Tuve un dios,
que va de la noche de sus pasos y sus vientos,
sin saber que la noche ya va sin todos ellos.

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