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domingo, 27 de junio de 2010

Querida amiga caníbal

Busco de tus dientes y picahielo
la penumbra ausente de ese hielo
en el fuego eterno de lo no consumido
como tiempo vulgar del hielo:
La sonrisa atrapada en tu sonrisa,
los días de cielos y de tus brisas. La poesía.

Busco la noche de tus ojos,
las tormentas calientes del sur,
huracanes silentes de tu risa,
busco las calles donde caminamos el primer día.

Busco la aurora de tus nombres,
busco la silueta del hielo entre tus dientes.
Anoche morí otra noche
en el deseo de lamer el picahielo entre tinieblas.

Claro, sólo lo decía para preparar una tarde,
aguardo otra noche
de tus días y tus vientos australes,
de pingüinos y tormentas.
Otro día de la danza lunar de tu pelo
en los polos del tiempo.
No me importa mucho aquello que llaman realidad.
Incendiarios. Sé que Yo no soy real.
Seré ladrón, me tatuaré la palabra tatuaje.
Seré entonces hielo y punzante herida,
de la piel congelada entre tus dientes
querida amiga caníbal

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